Francisca creció en el seno una familia de escasos recursos que vivía en una casa con techo de zinc, en su natal Azua, y la cual disponía de un baño que estaba ubicado en el patio, a la usanza campesina. En base a melaza, perseverancia y talento cambió esa realidad, encontrando en Estados Unidos la miel del amor (este viernes se casa en La Romana) y un puesto de lujo en la televisión hispana.
Cuando tenía cinco años (ahora tiene 32) su padre falleció, así que creció junto a su madre Divina Montero y sus hermanos, con quienes tuvo que soportar maltratos por parte de quien fue su padrastro.